Madrid, Años
Verano 2018
Quizás fuese cosa de cumplir los 30 pero tenía claro que este año iba a hacer un voluntariado en África.
Tras el primer contacto con Alblamoving mi destino quedó establecido- era Burkina. Confieso que saqué
el mapa y me puse a leer todo lo que encontraba sobre el lugar. Hasta el nombre de la capital-
Uagadugú me parecía fascinante. ¡Pensé en lo diverso que tenía que ser un país en el que se hablan
unas 70 lenguas!
El viaje ha resultado ser mucho más de lo que podía haber esperado. La gente te dice que estas
experiencias te cambian- yo diría que son transformadoras. Tengo tantas imágenes grabadas en la
cabeza que es difícil elegir cuales compartir pero lo voy a intentar.
De los niños que visitaba por la mañana:
– La forma en la que me recibían – sonrientes, chocando los puños , llenos de energía e intentando
llevar mi mochila.
– Papi y Faiz, de unos dos años de edad, jugando a montar a caballo con un cojín.
– Las canciones en Dioula y Francés que me enseñaron los niños.
– Peticiones de dibujos – a los niños les encantaba que les dibujara una moto, un animal…. y lo
trataban como un tesoro. ¡Me hacían sentir como una verdadera artista!
– Los abrazos- son tan amorosos que no quieres soltarles nunca.
De los niños con los que estaba por la tarde:
– Competiciones de cálculos matemáticos. ¡Les encanta ganar!
– Las hojas de colorear- y también un gran entusiasmo por los sacapuntas.
– Los niños pidiendo deberes- muy motivados para aprender.
– ¡Los gemelos! Se considera que es una gran suerte tener gemelos allí.
– Las mujeres cocinando y bañando a los niños-ellos respetan a sus madres más que a nadie.
En el día a día he disfrutado de ir en moto observando toda la actividad a mi alrededor- cabras y
burros cruzando la carretera, gente llevando paquetes imposibles (grandes sacos de arroz, maletas,
escaleras..), pausas para tomar el té- Lipton, conversaciones en el mercado para entre otras cosas
conseguir los mangos más ricos que he probado nunca, tormentas ensordecedoras y excursiones a
pueblos cercanos a Bobo-Dioulasso como Kumi y Koro. Tuve también la gran suerte de asistir a una
fiesta de máscaras.
No puedo agradecer lo suficiente a Baba su apoyo durante toda la estancia. Se ocupó a cada minuto
de que todo saliera bien. Sé que esta experiencia tan increíble no hubiese sido posible sin él.
Sólo pienso que ojalá me hubiese lanzado a hacer un voluntariado antes y sé que volveré a Burkina.
Me ha recordado lo que realmente es importante y me ha permitido pausar un poco el ritmo
frenético que a menudo nos lleva de una actividad a otra casi por inercia.
Anitie kossoba! (Muchas gracias)